Doce años después de que Juan Fernando López Aguilar obtuviera aquellos históricos 26 escaños que paradójicamente lo condenaron a la oposición, el Partido Socialista ha vuelto a ganar las elecciones autonómicas en Canarias. Lo ha hecho esta vez con 25 diputados y en un escenario de 70 escaños en aplicación de un nuevo sistema electoral que no ha logrado impedir que tres de los cuatro parlamentarios de una circunscripción insular, La Gomera, vuelvan a ser decisivos.
El presidente in péctore de Canarias, Ángel Víctor Torres (PSOE), tendrá que hacer malabarismos a partir de este lunes para poder conjugar su indiscutible triunfo con la necesidad de alcanzar 36 votos favorables a su investidura que, además, le garanticen una legislatura estable.
Y no podrá ser hacia la izquierda, como todas las encuestas venían vaticinando, porque el batacazo de Sí Podemos, la marca para la ocasión de Unidas Podemos, lo ha impedido. Salvo que tal acuerdo lo bendiga el líder de la Agrupación Socialista Gomera, Casimiro Curbelo, que ya es mucho bendecir.
La candidatura de Sí Podemos Canarias que encabezaba Noemí Santana, con incidentes de todo tipo hasta la víspera misma de presentarla ante la Junta Electoral,
ha sido la verdadera derrotada de estas elecciones autonómicas, por encima incluso de los dos partidos a los que todo el mundo tomaba medidas para el ataúd: Coalición Canaria (CC) y Partido Popular (PP).
Coalición Canaria (que alcanza los 20 escaños) ha resistido con solvencia el desgaste de 26 años en el poder y vicisitudes como la de la imputación de su candidato a presidente, Fernando Clavijo, en el caso Grúas, contrarrestado todo ello gracias a una agresiva y costosísima campaña que ha obtenido buenos resultados, sobre todo en la isla de Tenerife.
No así en la de Gran Canaria, donde el experimento pseudonacionalista español y pseudonacionalista canario del Juntos por Gran Canaria solo ha conseguido que dos más dos haya terminado sumando uno.
Por su parte, el Partido Popular, al que todo el mundo anticipaba como víctima propiciatoria de estos comicios, ha sabido también aguantar el tipo. Desde que este mismo domingo por la noche su líder, Asier Antona, habló con Ángel Víctor Torres, se ha convertido en un serio aspirante a ser decisivo en el escenario que acaba de dibujarse en la política regional.
Torres tendrá que elegir, y no lo va a tener fácil. La tentación más cercana es la que muchos de sus compañeros de partido le han venido susurrando al oído estos últimos meses: acordar con Coalición Canaria un pacto en el que los nacionalistas acepten ceder la presidencia por primera vez desde que fueron inventados a cambio de comenzar la tarea de desmontar a Nueva Canarias desde todos los frentes institucionales posibles.
Un órdago que obligaría a Torres a convertir al socio preferencial que hasta ahora tenía el PSOE en pasto de las ansias de CC de volverse a quedar en exclusiva con la marca nacionalista y recuperar Gran Canaria, donde los de Román Rodríguez y Antonio Morales a punto estuvieron este súper domingo de perder la presidencia del Cabildo Insular, precisamente a manos del PSOE.
Pero solo un cambio radical de postura de CC admitiendo la posibilidad de apoyar un Gobierno de España integrado por el PSOE y Podemos colocaría a los de Ana Oramas en una posición ventajosa en el escenario que se ha abierto esta pasada semana en Madrid con la suspensión de los diputados independentistas en prisión preventiva, lo que rebajó a 174 la mayoría absoluta para una hipotética investidura sin las fuerzas catalanas en el Congreso de los Diputados.
Más complejo aún se presentaría para Ángel Víctor Torres un acuerdo con el PP, con el que suma 36. Tal pacto exigiría una labor muy profunda de pedagogía entre lo socialistas, que habrían de pasar de entonar aquel viejo eslogan de “con el PP, ni de coña”, a asumir que ideológicamente Coalición y el PP, tanto monta, monta tanto, y que mejor será explosionar las estructuras de la hidra nacionalista que volver a darle oxígeno otros cuatro años más para acabar siendo devorados en sus garras. Como ha acreditado sobradamente la historia.
Al catálogo de decisiones que se le presentan al líder canario del PSOE hay que sumar la pérdida de posición estratégica sufrida por Podemos este domingo en las elecciones autonómicas y en ayuntamientos decisivos. Eso allanará a Pedro Sánchez las negociaciones para su investidura y reducirá el margen de maniobra de Pablo Iglesias. Respecto a Canarias, ese valor estratégico pretenderá ocuparlo entonces Coalición Canaria, capaz de olvidar su promesa de no apoyar un pacto en el que estuviera Podemos por otra en la que se incluya la garantía de que tiene que tener poder en el archipiélago para no correr el peligro de desaparecer.
La otra noticia estuvo en el lado extremo derecho del arco político: Vox no obtuvo ninguna representación en las instituciones democráticas más representativas de Canarias.